Trabajadores jujeños nucleados en 13 organizaciones sociales y 491 cooperativas, reclamaron a los diputados kirchneristas Martín Palmieri y Alejandra Cejas y a la Jueza María Bernal (miembro del Superior Tribunal de Justicia) cesar la arremetida política que por vía judicial impide a la provincia el uso de la aplicación digital denominada SIMMOV, decisión insólita que priva a Jujuy de una herramienta vital para el armado del árbol de contactos resultante de los casos de coronavirus detectados en las últimas horas.

 

La injustificada posición adoptada por los nombrados, cultores del desestabilizador patrón kirchnerista a nivel local, resulta comparable con la decisión de “darse un tiro en el pie”, por cuanto sólo impacta en el conjunto de los jujeños, sin importar propios y ajenos a los diputados y a la funcionaria judicial.

La desbordada avidez política que el kirchnerismo pone de manifiesto una vez más, patentiza los valores que estos enarbolan, reñidos de moral, sensibilidad, solidaridad y humanidad.

¿Desde cuándo la vida dejó de ser prioridad?

¿Por qué un puñado de jujeños se tornó más peligroso que el mismo coronavirus?

¿Tan baja consideración tienen del esfuerzo de los agentes de Seguridad y Salud que se juegan la vida combatiendo la pandemia?

¿Tan poco valoran el sacrificio del comprovinciano que perdió su trabajo o no genera ingresos para mantener a su familia?

Las respuestas no se encontrarán en la razón y la lógica, y sí en todo caso en los poderosos intereses políticos y económicos los moviliza contra su propio pueblo y su sangre y los predispone a ser agentes del caos, militantes de caravanas de lágrimas, miedo, sufrimiento y muerte.