El vocabulario económico argentino va sumando expresiones a lo largo de los ciclos históricos. Una nueva es el "rebote del gato muerto". Los especialistas la vienen repitiendo en estos días en referencia a una actividad que, después de una caída importante, experimenta una suba, pero se duda de su sostenibilidad. "Precisamente porque el gato está muerto", graficó el exministro de Economía, José Luis Machinea en un seminario. En el interior del país, donde la cuarentena por el nuevo coronavirus comenzó a flexibilizarse -aunque haya casos de marcha atrás coyuntural- esa modalidad de reacción es palpable.


El entusiasmo por el consumo apenas se extiende unos días y después se ameseta, lejos de los niveles de comienzos de año, que ya eran bajos. A las habilitaciones que siguen protocolos que limitan horarios y capacidad de locales, se suma que hay menos ingresos disponibles e incertidumbre. "Ni plata, ni ánimo", sintetizan fuentes consultadas por LA NACION.
Un estudio de la Bolsa de Comercio de Córdoba refleja que las flexibilizaciones generan una mejora del consumo, pero no hay un rebote significativo. Por ejemplo, una comparación interanual del consumo minorista a nivel nacional marca que en febrero la caída era de 1,5%; en marzo, 48,7%; en mayo, 57,6%; en junio, 50,8% y en julio del 14,8%. Por más que hay un alza, nunca se logra superar los valores de los mismos meses en 2019. Para Córdoba -donde la cuarentena fue liberada hace unos 50 días- esos números negativos son: 4,2%; 41,6%; 49,7%, 54,1% y 23,5%.
El economista Jorge Vasconcelos explica que, en donde el aislamiento es más flexible, los "pesos circulan más rápido" y por las expectativas de inflación hay "consumo y pagos anticipados". "No hay más riqueza -agrega-, lo que se espera es que haya arranques y frenos en las compras. El trade off entre precios y volúmenes comercializados será muy dinámico. La incógnita es si las mejoras se sostendrán en el tiempo sin haber mayores ingresos".
Jujuy
Jujuy fue una de las provincias que más rápido salió de la cuarentena dura (aunque en estos días retrocedió a la fase 1 por un brote importante que la hizo superar los 1000 casos), incluso habilitó locales gastronómicos y turismo interno.
Pablo Sayago es un abogado que hace cinco años decidió apostar por los emprendimientos gastronómicos y, hasta hace poco, tenía cinco locales en San Salvador de Jujuy. Al primero lo cerró antes de que se pudiera volver a servir en mesas porque el delivery no cubría los costos y el dueño del espacio no cedía en el alquiler. "Después decidí terminar con la panchería del shopping porque casi no iba gente, los jóvenes no salían pese a que estaba permitido -cuenta-. El tercero, un restaurante bien puesto sobre la calle Belgrano, no volvió a trabajar bien, faltaba el turismo nacional e internacional y no había forma de que los números den. Estoy a punto de cerrar el cuarto porque me estoy se trabaja, yo no les puedo garantizar ni $10.000 a un trabajador y es lo que podrían cobrar por el IFE. Trataré de sostener un local hasta donde pueda".
Córdoba
El emporio libros es una de las librerías tradicionales de la ciudad de Córdoba. Su directora Tamara Sternberg -hija del fundador, Moisés- indica que desde que reabrieron hace más de un mes las ventas aumentaron "un poquito, pero no llegamos ni cerca del punto de equilibrio para cubrir los gastos". Tiene dos locales, uno en un shopping y otro en plena peatonal céntrica, y nueve empleados. "Pedíamos que nos habilitaran, pero sabíamos que no iba a ser la panacea, por eso reclamamos reducción de tarifas y de impuestos. Cada casa limita su microeconomía a lo necesario; en los primeros días se notó más movimiento, pero cayó rápido", describe.
Luis María Pereda tiene una trayectoria de 35 años en la industria de la alimentación y el sector gastronómico de Río Cuarto, en el sur de Córdoba. Tiene fábrica de helados, tortas, panes y pastas, dos locales de comidas y tres franquicias. Uno de sus espacios era emblemático para la ciudad, en una esquina de la plaza principal, pero lo tuvo que cerrar. "El problema de fondo es que contraes deudas con los servicios, para pagar a los empleados, con el alquiler. Hay que cerrar y no despedir y todos cobran intereses. Acá repiten que el mundo se paró, pero no se pararon los impuestos, las cargas, los sueldos. Nos dan un crédito para pagar sueldos al 24%, una locura", dice.
asó de tener 60 a 30 empleados y espera afrontar juicios laborales, aunque está tratando "de arreglar, consiguiéndoles trabajo con otros colegas. La carga afectiva y económica es muy grande. Estoy subsidiando con la fábrica al local que me queda; tampoco hay insumos, no se consiguen marcas. Es todo muy complejo y peor en el interior del interior". En Río Cuarto cerró el hotel Ópera, un emblema de la ciudad, inaugurado en 1973.
El economista Gastón Utrera, titular de la consultora Economic Trends, evalúa que la provincia muestra una "diferencia de evolución grande" respecto del resto del país básicamente por el interior provincial y no por la capital que "está complicada como el resto del país". Destacó datos positivos en expendio de combustibles (que refleja la movilidad de la economía en general), autotransporte de cargas, industria láctea, del maní y de maquinaria agrícola que reflejan un interior más "vigoroso" por su composición productiva.
"En la ciudad si bien hay mejoras, son leves e industrias como la autopartista, de fundición y gráfica están en niveles bajísimos. En medio de esa 'malaria' hay repuntes en ventas de inmuebles, de autos y de ferreterías (por encima de febrero). Pesan factores como brecha cambiaria y uso de ahorros; hay que analizar si es sostenible", agrega.
El presidente de la Cámara de Comercio de Córdoba, José Viale, admite que el "rebote no es muy vigoroso, es pobre pero va en ascenso" y se muestra optimista respecto a que hay rubros que andan "bien" como ferreterías y sanitarios y afines que están incluso "por encima de enero". Los más afectados son indumentaria y calzado que no logran reaccionar y "se quedan prácticamente con toda la colección de invierno sin vender". A su criterio la crisis es "fuerte pero no una catástrofe", aunque sobre 4000 locales haya un 25% que cerró para no volver a abrir según datos de la cámara.
Martín González Rozada, econometrista de la Universidad Torcuato Di Tella, estima con datos de la inflación de junio, una tasa de pobreza de 40,5% para el primer semestre calendario de este año. Entre el segundo trimestre de 2019 y el segundo de este año se habría producido un aumento de alrededor de 11 puntos porcentuales en la incidencia de la pobreza en aglomerados urbanos. Esto significa alrededor de tres millones más de personas que viven en hogares pobres. En el conurbano bonaerense y en las regiones del norte y Cuyo, proyecta incidencias de más del 50% entre abril y junio, sugiriendo un arrastre estadístico de entre seis y ocho puntos porcentuales para el segundo semestre.

Crisis subestimada
El exministro de Economía y actual senador nacional por Juntos por el Cambio, Martín Losteau, insiste en que todavía está "subestimado" el impacto de la actual crisis. Calculó que el PBI caerá 15% este año con lo cual para recuperar el ingreso per cápita de 2019 haría falta un "rebote muy fuerte por tres años". La pobreza podría rondar a uno de cada dos argentinos y el desempleo orillar el 20%, el déficit cerca del 8% y la relación deuda con PBI ("incluso con una buena reestructuración") sería el equivalente a un PBI. El ingreso per cápita sería similar a fin de año al de 1998 y al de 1974, pero "peor redistribuido".
Ante esta realidad, los comedores sociales redoblan sus esfuerzos desde el inicio de la pandemia y el aislamiento. Además de contar con el aporte de Nación algunas provincias llegaron hasta cuadruplicar sus presupuestos para la asistencia alimentaria y desde Cáritas admiten que crecieron "fuerte" las demandas de lo que definen como "nuevos indigentes". Carmen Gómez, directora de Cáritas de Puerto Iguazú (Misiones está en fase 5 del aislamiento), explica que la situación "no está nada fácil". Llegan con meriendas a 7600 chicos en 134 centros de las distintas comunidades y, además, con bolsones de alimentos y artículos de limpieza para las familias.
"Vemos cómo se sumaron nuevos necesitados; gente que quedó sin trabajo en áreas como turismo, comercio, construcción. Acá hay mucho trabajo informal pero quienes tenían empleo así no pedía, dejaban para otros y ahora vienen. Impresiona que los jefes de hogar salieron a pedir, a gestionar bolsones. La necesidad los empujó", dice. Merenderos que en marzo atendían a 80 chicos ahora tiene 150 e intercalan turnos para poder ofrecer asistencia. "El reinicio es muy lento, la economía viene lenta", apunta Gómez.
Desde Jujuy, la vocera de Cáritas, María Guanuco, coincide en que hay "mucho más demanda", no sólo de niños, sino de los padres y de adultos mayores. Atendían, junto a otras organizaciones sociales, a 9800 personas y ese número aumentó cerca del 45%. Señala que los trabajadores independientes, los que hacen cosechas, quedaron sin ingresos. "En los cerros, en el interior, es todavía más difícil. Con voluntarios llegamos a llevarlas ayuda cuando bajan. Sin turismo tampoco se podrá arrancar porque muchos viven de vender sus artesanías", apunta.

Salta
Salta es otra provincia que abrió temprano respecto al resto del país. El economista Lucas Dapena del Ieral del NOA precisa que un inconveniente importante en la zona es que por la informalidad laboral (45,9% frente a promedios del 35% en el centro del país) las ayudas nacionales como el IFE o el ATP para el pago de salarios privados no llegan a todos y eso empeora el panorama. Respecto de los niveles de actividad, aunque hubo una mejora en junio respecto a mayo, sigue por debajo de 2019 y 2018. "La situación nacional genera incertidumbre, los consumidores se preguntan cómo seguirán sus ingresos, qué pasará con la inflación y eso le pone un techo a la recuperación".
Sebastián Laza, economista de la Universidad Nacional de Cuyo en Mendoza, coincide con el diagnóstico y señala que aunque el 90% de las actividades de la provincia están habilitadas, el 10% que falta "se siente; es el empuje que da el turismo nacional e internacional, las industrias del entretenimiento, las convenciones". Respecto a abril y mayo "hay un repunte, pero en comparación a inicios de año los indicadores están peores". También describe que la gente se volvió más adversa al riesgo y posterga consumos.
En Río Grande (Tierra del Fuego, donde ahora volvieron a retroceder a fase 1 pero estuvieron habilitados), José Carena tiene una historia parecida a Pereda. Era dueño de cinco locales de comidas (uno en sociedad) y se quedó con tres, aunque uno no lo abrirá hasta el 2021. "No podía endeudarme para arrancar con siete o 10 millones de pesos para atrás -describe-. La panadería trabaja al 70% de lo que lo hacía; ya veníamos de cuatro años donde cambió la rentabilidad, la masa salarial pasó de impactar el 35% al 55% o 60%, el ATP ayuda pero el reloj de los costos sigue funcionando y la actividad se paró. El que tiene un peso no se aventurará a nada". Marilina Henninger, titular de la Cámara de Comercio de Río Grande, agrega que Ushuaia está todavía "más golpeada porque sin turismo nacional e internacional, no hay forma de arrancar".
En Santiago del Estero, Ana Lía Nuri es descendiente de una familia que durante 70 años tuvo una fábrica textil con locales a la calle. Antes de la pandemia ingresó a concurso de acreedores "por una suma irrisoria en función de la facturación pero los intereses eran insostenibles". Ahora es apoderada de una SRL que cuenta con una tienda que no da a la calle y menciona que "hay temor de gastar, cambiaron las prioridades de compra por obligación y la clave son los artículos de primera necesidad; en todos los rubros se compra sólo lo que se necesita". Se lamenta que para las pymes no "hubo un enfoque puntual; ya veníamos muy mal y la pandemia fue el tiro del final. La Argentina en toda su historia financiera dejó huellas dolorosas; te da y te quita el doble. Hoy estoy sin nada. Es muy triste".
Fuente: La Nación